Nuestra Historia

         El origen exacto del Casino de Cartagena no está datado con precisión, porque la documentación anterior a la guerra civil desapareció en su mayor parte al ser incautado el edificio durante la misma; pero por referencias en prensa de la época a homenajes a socios antiguos se sabe que ya estaba en funcionamiento en 1836, y que antes de instalarse en la actual sede, el Palacio de Casa Tilly, su actividad cultural ya era importante, con  desarrollo de un amplio abanico de actividades, como conciertos, conferencias, etc.

         La inauguración del Palacio de Casa Tilly como sede del Casino de Cartagena tuvo lugar a las 9 de la noche del lunes 1 de agosto de 1853.  Para ello se concertó su arrendamiento con los que eran sus propietarios, los Marqueses de Casa Tilly, que no habitaban en el mismo desde 1808.

        Con ese motivo, la prensa de la época (“El Faro Cartaginés”, 31 de julio de 1853) informaba que los socios podrían, con tal ocasión, concurrir con las señoras que estimaran convenientes; y, además, se dispuso que durante los dos días siguientes se permitiría el acceso al nuevo local a toda persona “forastera o del país” que gustara visitarlo; lo que hoy llamamos “jornadas de puertas abiertas”.

         En 1855 el Casino organizó una recepción con gran repercusión social con motivo de la escala en nuestro puerto de los duques de Montpensier, en su viaje rumbo a Italia, de la que aparece información en la prensa de la época.

                 En 1862 se produce la visita de H.C. Andersen.

         Hans Christian Andersen (1805 – 1875), escritor danés, autor de cuentos célebres, como “La sirenita”, “El soldadito de plomo” o “El patito feo”, visitó nuestro país en el otoño de 1862, haciendo escala varios días en Cartagena en septiembre.

         Resultado de esa visita fue su obra de viajes “I Spanien” (“Viaje por España”), en el que se dedica el capítulo VII a Cartagena.

         Allí cuenta:

         “… empezó a llover a torrentes. Yo me había pasado la mayor parte del día leyendo periódicos en el Círculo Cartagenero, el casino de la villa, donde habíamos sido introducidos por el joven Spotturno. Las bellas salas estaban dispuestas en torno a un atrio con suelo de mármol, digno de ser considerado como el verdadero salón de gala, cuyo techo era la bóveda del cielo; pues bien, por debajo de ese techo colgaban ya por la mañana las pesadas nubes que descargaron luego su riqueza de agua, inundando el suelo de mármol del atrio. Hubo que hacer diques de serrín entre las columnas, a la entrada de las salas abiertas, para que el agua no penetrase también en ellas”.

         Cualquier cartagenero identifica esa lluvia torrencial septembrina con nuestra conocida “gota fría”.

         El Patio de Columnas no fue cerrado con una claraboya hasta 1897, precisamente siendo presidente “el joven Spotturno”, al que Andersen se refiere en su relato, por lo que hasta entonces estaba expuesto a los avatares de la climatología.

         En 1873 se sufren los bombardeos del asedio en la Revolución Cantonal, que ocasionaron serios desperfectos en el inmueble, dejándolo en un estado calamitoso.

         En 1886 se subasta el edificio en un juicio por la testamentaría del Marqués de Casa Tilly y lo adquiere un comerciante local, manteniéndose el arrendamiento por parte del Casino.

         En 1887 el Casino, presidido por D. Ricardo Spottorno, inicia su proyecto de compra del edificio, para lo que procede a un proceso de transformación jurídica, con emisión de participaciones y captación de recursos, que culmina en 1890 con la formalización de la compraventa.

         Se pone en marcha a partir de ese momento la gran obra de rehabilitación y adaptación a la moda imperante del modernismo.

         Se adquieren el mobiliario y demás elementos de decoración.

         Hasta momentos previos a la Guerra Civil, se desarrolla una amplia actividad cultural y recreativa.

         En primavera de 1936 se suspenden las actividades de la Sociedad por la Autoridad Gubernativa como consecuencia de las revueltas callejeras producidas el Jueves Santo.

         En julio de 1936 el edificio es incautado por la Junta de Incautación de Edificios Abandonados y se destina a actividades del esfuerzo de guerra, convirtiéndose en Casa del Pueblo y Botiquín del Socorro Rojo.

         En abril de 1939 es ocupado por F.E.T. de las J.O.N.S., instalándose ésta en el mismo hasta el traslado definitivo de dicha organización al Palacio Aguirre.

         Se reinicia a partir de entonces la vida habitual del Casino, con claros y oscuros, y en términos generales manteniendo sus actividades y arraigo social.

         En la década de 1960, y con el objetivo de relanzar las actividades en unas instalaciones modernas, se llega a plantear en Juntas generales la posibilidad de demolición del Palacio y la construcción de un nuevo edificio más adecuado a los tiempos actuales; proyecto que, afortunadamente, no cuajó, a diferencia de los que afectaron a muchos otros ejemplos modernistas de la ciudad, que sucumbieron bajo el pico y la pala.

              Pero en la última década del pasado siglo se cae en un progresivo languidecimiento hasta que en 2004 se anuncia el proyecto de venta del edificio, que se encontraba una vez más en estado ruinoso, para pagar deudas.

         Un movimiento en la masa social impide la venta, e inicia un nuevo proyecto de rehabilitación y relanzamiento de actividades, en que ahora nos encontramos.

         Hoy día el Casino de Cartagena ofrece a sus socios una variada oferta de actividades, y a los cartageneros y visitantes en general la oportunidad de conocer, en las visitas guiadas al inmueble, una parte esencial de la vida, de la historia y del patrimonio de nuestra ciudad.